Monday, February 21, 2011

El secreto



El parecía perfecto…
A veces en su risa y su suave hablar, en su andar cadencioso por la vida, por su apasionado pasar por entre lo subterráneo de las ideas y sentimientos, a veces en su abrazo …pero poco a poco se dejo entrever algo oculto, algo más que una personalidad enigmática, el poseía algo que tumbaba su conciencia al vacio, miraba en la nada hacia otro lugar donde yo no estaba y con un brillo de melancolía y tristeza se alejaba de mi para perderse en un mar de pensamientos… yo me sentía culpable de interrumpir esos instantes que parecían tan íntimos y comencé a distanciarme también y ahí desde mi pequeña atalaya descubrí que algo se interponía entre los dos, algo invisible pero tan ancho como un océano… él tenía un secreto, en su mente a veces era mío y otras en secreto era de ella…

Cuando lo conocí por primera vez lo encontré exquisito, un brillo en sus ojos me pareció hipnotizante pero apenas entreabrió los labios de esa cavidad suave y húmeda surgió magia… el me hablaba y yo me sentía viajar hacia paisajes desconocidos llenos de exóticos personajes que se regían por otras reglas ajenas a nuestros convencionalismos. Pero lo que más me sedujo fue la contradicción. Siempre dicotomía y eclecticismo ¡mi palabra favorita el oxímoron representada en carne hueso! casi como un imán para mi naturaleza: cálido y frio, fuerte y frágil, estoico y sensible, claro y perturbado… Si, desde que le vi lo vi en sus ojos, el dolor y el secreto y debo confesarme que eso me atrajo.

Una clara mezcla de excitación y pánico me asalta cuando destejo la trama de estos sucesos que claramente se concadenan frente a mí. ¿Será mi fértil imaginación o será un hecho que este hecho es? Desde que los vi juntos lo presentí, pero pensé que era ella, solo ella la confundida, la complicada.
Es difícil armar la trama cuando los acontecimientos se van vertiendo en desorden y a destiempo… ¿Existe realmente ese tipo de intuición? Miro facetas, miro a la gente y ante mí se desdoblan personajes, a veces creo que es real…pero todo es real ante mi hasta que se presenta la otra versión.

La gente me cuenta secretos. Con frecuencia algo se genera, intimidad, empatía… se muchas cosas. No soy de comentar lo sabido y evito ponerme en esas situaciones, no me siento capacitada para discernir entre el bien y el mal como un juicio, sobre todo porque no creo en eso. Creo que hay cosas que nos hacen bien y creo que hay cosas que nos hacen mal, casi siempre nos daña más no asumir la realidad que ver en la experiencia a un maestro; los hechos y las personas y el espejo en el otro.

Los sucesos se conforman misteriosamente. Como un entrenamiento previo una circunstancia vivida es la base para la comprensión de lo que se avecina, nada es casual todo sucede por algo. El otro con su individualidad genera un parámetro desde donde cimentar la propia latitud… Sé donde estoy porque veo la distancia o la cercanía contigo… mi lectura de la realidad la hago desde mí, pero como quisiera a veces estar en tu mente y ver el mundo desde tu montaña.
Y conocer tu secreto.

El cuerpo dice tantas cosas. Dice más de lo que creemos, es un manifiesto de nuestra mas intima sensibilidad. Claro, vemos cuanto queremos ver, no todos los seres logran cautivar nuestra atención y leemos de nuevo según nuestros códigos pero cuando algo intuitivamente despierta, cuando ese sorbo de coherencia se hace tan claro y parece desnudar misterios, todo un torbellino de hipótesis se revuelve por salir, por dar a luz otra lectura… y ahí lo vi.
El secreto. Tan secreto era que traté de no verlo. Tan esquivo a la razón que era un imposible. Un absurdo, tan difícil de tragar que se volvía enorme en el silencio de la noche; un chasquido permanente en el intelecto, que se enloquecía por negarlo. Pero lo sentía en la emoción, en la no razón estaba palpitando, el sentido de ese misterio.
Supongo que lo más fácil, la verdad, frente a un secreto de tal calibre se convierte en la respuesta menos acertada. Aunque desearas develarlo, el implicar a otros en una consigna irreversible de conceptos, se convertiría en una avalancha de desastre.
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¿Callar?... ¡Tantos secretos arrastramos, que daño le hará una raya más al tigre… todo el mundo tiene algún muerto en el ropero! , pero no es así tan simple. Como justificar la apatía, la desidia, el sentimiento de orfandad cuando nada puede cobijarnos en el sostén de esa mentira… Sí, toda manipulación de la verdad es como una mentira, el secreto es mentir acerca de lo que se hace tan sagrado que no debe ser profanado por la incomprensión de los ineptos, carentes de sensibilidad que no saben ver el gris diáfano y prolongado que separa esa barrera cultural de lo bueno y lo malo…
¿Cómo puede ser malo si a mí me da felicidad?... no sé, en realidad lo que me hace sentir es algo más confuso e intrincado que felicidad, pues esa palabra se asocia a la placidez, a sentirse en armonía con ese algo universal, a viajar despreocupado sabiendo que se ha hecho lo mejor y esto es más bien como sentir que te explota algo desde adentro.
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Secreto… Tal vez me lo diría. Si estuviésemos en algún lugar perdido acodados en la barra de un bar, medio borrachos y amparados por el paraguas del anonimato, sabiendo que nunca jamás volveríamos a vernos…
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Sí, que delicia eyacular esas palabras de confesión…
Pero no. Un secreto es como un espectro que se agiganta frente al miedo a las consecuencias… ¿Y si te vas? ¿Si nunca vuelves? ¿Y si vuelven tu cuerpo y tu piel pero la inocencia de ese puro sentimiento de entrega se opaca en el viciado aire que respiro dentro de mi secreto?
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¿Me protege? Tal vez el no tener certeza me da cierta paz entre el desvelo y la ansiedad. Es una isla desde donde remontar cometas de ilusión para sentir que fantaseo. Este secreto es solo la manifestación de mi pueril fantasía y todo está bien… todo estará bien.
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Nadie elige conscientemente sus circunstancias. Y el deseo… el deseo no como agente motivador, sino como representación del continuo anhelar y correr tras viento. El deseo como principio del mal como origen de la insatisfacción. ¿Por qué habiendo tanto para elegir yo quiero justo lo que no puedo desear? Está libre para todos los demás, servida en bandeja de plata, con moño de regalo… cualquiera menos yo puede tenerla.

Pero la palabra deseo se torna vil, parece casi una obscena imagen en una vulgar telenovela. Si lo que yo siento más bien está amparado en la luz, en una clara afinidad para compartir, en la felicidad de estar en el mismo espacio con ella, algo tan inocente como sentir que somos parte de algo, que la existencia nos juntó y aquí estamos para cuidarnos mutuamente… pero ese algo en sus ojos despertó dentro de mi otra cosa, esa manera de ser poco a poco se hizo carnal y mi deseo se hizo pleno, lleno de matices y ansiedades… ante la ley de los hombres ella está vedada ante la ley de mi deseo ella se hizo todo… el caos se hizo predecible cuando vi en sus ojos respuesta a mis anhelos…

De pronto solo contaba los minutos para hablarle y buscábamos excusas para vernos nos hicimos inseparables y nuestro trato no causo sorpresa pues era una bendición que la vida nos hubiera reunido todos sabían que era lo justo, pues pertenecíamos y sin duda nuestra amistad era un disfrute para todos… pero como mantener ese hechizo, congelar el instante del frenesí para no sentir el vacio de soñarla en silencio… la dueña de mi secreto.

Pero ella no era la paz sino la guerra. Cada día una lucha para mantener la voluntad, las ganas de salir corriendo, la desesperanza y llegó el cansancio… tras años de amarla en silencio comencé a odiarla… odié su voz embriagadora, sus continuas peticiones de ayuda que comprometían toda buena acción convirtiéndose en una turbia manera de estar presente, de poseerla, de ser sostén y guía en su camino y comencé a soñar desvanecerme.

Los hombres no lloran, dicen. Pero a veces no existe pausa entre una angustia y otra…
Y de pronto, como una luz, como una esperanza llegas tú. Tú que como bálsamo, como risa como todo lo que creí perdido me recuerdas que no eres ella. Ella el secreto del amor prohibido, tú el recuerdo continúo de mi imposibilidad de borrarla y la necesidad de amarte aunque te odie por no ser ella.
Amor y odio… ¿Un equilibrio perfecto?
…………….
Cuando entré en la habitación sentí vergüenza de imaginar lo inimaginable, la escena se desplego ante mí como un holograma, buscando en el registro toda frase suspendida mi imaginación volaba tejía y bordaba y la complicidad de ambos me hizo sentir celos. No tengo motivos para creer que lo que sospecho sea cierto, pero la fe es así de ciega, para bien y para mal es el sentimiento de certeza hechos que no pueden ser comprobados…
El parecía perfecto y yo me sentía perfecta a su lado. Pero la duda, la zozobra de confirmar en mis recuerdos mi teoría se despierta ante cada paso que debo dar… ¿y si fuera cierto? ¿Y si el cariño fraternal que los une no fuese sino la zona visible y permitida para todos nosotros, y lo platónico hubiese sido dejado atrás por ambos en un acuerdo mutuo de complicidad estrictamente necesaria? Las pasiones y los hechos son así, no te das cuenta cuando una frase te lleva a una declaración que se convierte en un acto y cuando quieres acordar es una realidad imposible de rebobinar… una situación que solo es posible de llevar con la ayuda de la evasión, usando todo lo que este a mano que nos ayude a olvidar, olvidar lo vivido, lo amado, la felicidad sentida y por sobre todo la imposibilidad, la vergüenza y la culpa. Es una pócima de autodestrucción segura…

Pero yo le amo. Nada en el mundo sería capaz de provocar en mí ira tan mortífera como para desear su pesar o su dolor, sólo deseo su bien y su felicidad… es muy difícil encontrar la paz estando anclado en la cima de la montaña de la soledad, preso en un secreto que carcome y seca porque es necesario endurecerse hasta la medula para continuar, desarrollar una clase de cinismo tan sutil que se transforme como un muro entre uno mismo y el resto de la humanidad.
Sólo quisiera saber si hay esperanzas para mí. También he amado y también deje de amar, dejé porque descubrí que de nada sirve amar a quien no te ama, cuando el ser de tu afecto no comparte el gravamen que implica el amor (siempre amar conlleva entrega mutua en la felicidad y en la aflicción) aparece un sabor amargo que poco a poco se expande hasta alcanzar toda víscera y ese resabio tan poco afable termina por convertir todo ese pasado en ajeno… Siempre y cuando sea un pasado.

¿Y si aun se aman? ¿Y si mi papel en esta historia es solo una careta para resolver apariencias? Ellos están unidos, es muy difícil que la misma sociedad que los condena admita su distanciamiento a menos que ese secreto se hiciera público y eso no debe suceder jamás pues significaría el repudio mismo y no lo merecen ¿Y si sí me quiere, pero no lo suficiente como para renunciar a ese amor prohibido? ¿Sería capaz yo de asimilar esa verdad si fuera cierta? No es la primera vez que me enfrento a esto, jajá… Ahí está lo tragicómico del asunto, como ya lo viví tal vez lo veo en todas partes…
Sé que amor es una palabra ancha, amplia… una cama donde todo cabe en un arrullo, que con un beso y un abrazo se cura toda herida aunque esta sea tan profunda como un abismo y si se puede cooperar, eso logra realmente la felicidad de todos... pero ahí el enemigo real no son los demás sino nosotros mismos y nuestro grandioso Ego. Sí, es mi ego el que se siente herido en la sospecha y la falta de confianza… ¿Será que ella logra despertar una parte de él mismo que está vedada para mí? ¿Qué él desea recorrer esos caminos sólo con ella? Tal vez en lo más privado desea tenernos a ambas…

Todo parecía perfecto. Quizás lo sería si mi imaginación no me jugara estas partidas, si pudiera preguntar y saber que todo va a estar bien, si fuera capaz de jugar ese juego peligroso yo también, pero no lo sé… como podría saberlo.
Ahora somos tres… Tres los que compartimos el secreto. El mío el de intuir una posibilidad y sentir.... que de alguna manera participo en el secreto de ellos dos.